Con Michael Phelps alistándose para el retiro tras los Juegos Olímpicos de Londres, Estados Unidos precisa encontrar su próxima estrella en la piscina.
Muchos se han fijado en Missy Franklin, la nadadora de 17 años oriunda de Colorado. Con su sonrisa contagiosa (ya sin frenillos), madurez y carisma, parece lista para responder al reto.
Franklin es igual de polifacética que Phelps, con quien a menudo es comparada. El ganador de 14 medallas olímpicas de oro le ha elogiado.
El mundo de la natación ya sabe quién es Franklin. En Londres, será el turno para el resto del mundo
Ser señalada como la próxima gran estrella del deporte es una etiqueta que Franklin aún trata de asimilar.
"Es un honor, pero cuesta creerlo y la verdad no me veo de esa manera", dijo recientemente. "Aún me veo como una chica que sale a nadar con sus amigos".
Franklin ratificó su promesa con una notable actuación en el preolímpico de Estados Unidos, en el que aseguró su participación en siete pruebas en Londres. Participará en cuatro estilos individuales y tres relevos, la primera estadounidense que nada en tantas competencias en una misma Olimpiada.
"Es algo tan abrumador, pero tan fascinante", dijo Franklin, a quien aún le falta un año para completar su secundaria.
Considera que atesorará muchos recuerdos en los próximos meses, no sólo en la piscina.
"Voy a conocer a mucha gente fabulosa también", dijo. "No sólo es la presión de competir. También uno debe divertirse en unos Juegos Olímpicos".
Franklin es una figura imponente cuando se alista para lanzarse al agua. Al momento del llamado "en sus marcas", dobla sus 1,86 metros (6,1 pies) para aguardar el chillido electrónico.
Acto seguido, se dispara en el agua hasta emerger varios metros después empleando su estatura y enormes manos para surcar en la piscina.
En el preolímpico de hace cuatro años, Franklin era una desconocida de 13 años que participó en tres pruebas y su mejor resultado fue un 37mo puesto en los 100 libre.
"Estaba totalmente alucinada", recordó. "Fue tan excitante nadar frente a 8.000 espectadores en las preliminares".
Franklin tiene como su principal carta de presentación el título mundial en los 200 metros espalda que ganó en 2011.
Y también cuenta con un pegajoso apodo: "Missy, la Misil", concebido por su padre, Dick, hace cinco años.
Su infatigable energía y buen humor han impresionado al resto del equipo.
La adolescente que recién hace un año aprendió a manejar se encuentra en la mira de los entrenadores de las principales universidades de Estados Unidos.
El plan de la familia Franklin es que ella nade en un equipo universitario, motivo por el cual ha rechazado cuantiosos montos en premios y patrocinios.
Sus padres han tenido que hacer caso omiso a los cantos de sirena de agentes que insisten que debe pasar de largo los estadios y hacer caja ahora. Franklin tiene planeado iniciar el próximo otoño su último año de secundaria en una escuela de un suburbio de Denver.
"Es increíble que mis padres me hayan permitido rechazar el dinero que me han ofrecido para convertirme en profesional", dijo Franklin, la única hija del matrimonio de su padres, un consultor de energía renovable, y su madre D.A., una doctora.
"Ellos quieren que disfrute mi último año en secundaria", aseguró.
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